Nuestra credibilidad y nuestro “arte” de escuchar dentro de las organizaciones.

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“Incluso una decisión correcta es incorrecta cuando se toma demasiado tarde” Lee Iacocca

¿Alguna vez hemos tenido una conversación con alguien y nos fuimos con la sensación que podríamos haber estado hablando con una pared?, ¿tenemos claro que hay veces en que las personas que conversan con nosotros, probablemente  cuando se alejan, también, se  van con la misma sensación que podrían haber estado hablando con una pared? Si somos honestos, podemos creer que las respuestas a ambas preguntas son afirmativas.

¿La gente decide por adelantado cómo nos van a escuchar o cómo vamos a escuchar a los demás? Por supuesto que no. Todas estas formas de escuchar son automáticas e inconscientes. Nuestra conversación es lo que es. Tenemos una mente propia. Escuchamos cómo escuchamos, reaccionamos a las cosas a las que reaccionamos sin mucha premeditación y es así. El hecho es que nacimos en un paradigma en el que fuimos entrenados para escuchar de una manera u otra, como cualquier otra persona, sin ningún pensamiento de nuestra parte.

Los  responsables, la dirección, los líderes etc. dedicamos mucho tiempo y esfuerzo a averiguar cómo desarrollar el talento de nuestros equipos, moldear nuestro y su desempeño,  motivarlos y motivarnos para mejorar.

Las personas somos poco conscientes del poder de nuestra escucha. Vivimos la vida como si fuéramos víctimas, como si alguien «allá afuera» fuera a buscarnos y a solventar nuestros problemas. Seamos claros. Hacer las cosas como si fuéramos una víctima nos provocará que nos influya en la acción que damos “forma a nuestro mundo” con la forma en que vamos a escuchamos. Si escuchamos  como si nos fueran atacar, ¿adivinaremos cómo todas las acciones siguientes se nos van a presentar? ¡Como un ataque! Si escuchamos de acuerdo o en desacuerdo, ese momento es lo que nos indicará si estamos disponibles para cualquier discusión o diferencias de puntos de vista y por tanto, si aceptaremos las opiniones de los demás. Obtendremos poca información nueva, pocas ideas nuevas, pocas habilidades para que alguien pueda hacer una diferencia entre nosotros. Todo lo que nos encontraremos es en estar de acuerdo o en desacuerdo.

Aquí está la peor parte de todo: si realmente analizamos todas estas formas de escucha, veremos que nuestra atención está en nosotros y nuestra única preocupación es nuestro propio interés, es decir nuestro EGO profundo. Si nos preocupamos por protegernos porque cada una de estas formas de escuchar es fundamentalmente de naturaleza contradictoria.  O estamos aquí o estamos allí o estamos por aquí. Aparecemos como una amenaza para nosotros y  nos tenemos que proteger de nosotros mismos para que el Ego desaparezca.

¿Por qué a veces el podemos llevarnos bien falta por su ausencia? En la mayoría de las interacciones, tendemos a ir hacía más a nuestra atención y a  preocuparnos más por nuestros propios intereses y  que hacía las personas que nos rodean. Con nuestra atención en nosotros y preocupados por protegernos, nos hará que estemos todo el tiempo en modo de defensa. Cuando hablamos entre nosotros, ¿tenemos una conversación profunda, íntima y significativa?  Podemos creer que de ninguna manera. La mayoría de las conversaciones se nos asemejan como si fuéramos dos televisores sintonizados en diferentes canales que nos transmitimos entre sí. Es decir uno a su pensamiento y el otro hacía el suyo, aquí llega la falta de confianza mutua entre, dentro de las organizaciones, equipos, personas etc.

Esta es la obra del ego. El ego sólo tiene una preocupación: nuestra supervivencia. Para el ego, nosotros somos el centro del universo, todos los demás están separados de nosotros y, lo que es peor, todos ellos son nuestros posibles enemigos.

Pero, ¿cuándo fue la última vez que nos enfocamos en nosotros? En concreto, ¿cómo es nuestra credibilidad? ¿Necesitamos algo de atención? ¿Qué formas  podríamos usar para  aumentar nuestra credibilidad con los demás? Estas personas las podemos encontrar dentro y fuera de las organizaciones, de los equipos, en asociados, delante los clientes, en frente de los proveedores, en los amigos, en la familia, es decir,  todas las personas que tenemos dentro de nuestra esfera de influencia.

  1. Seamos claro cuando respondamos. Cuando nos surja un problema o preocupación, comuniquemos rápidamente los detalles sobre cómo solucionaremos el problema, miraremos todos los detalles, causas y efecto, para asegurarnos que no vuelva a ocurrir.
  2. Devolvamos las llamadas y los correos electrónicos lo antes posible. Evitemos que los correos electrónicos permanezcan en nuestra bandeja de entrada sin contestar y no escondamos detrás de nuestro correo electrónico o mensaje de voz, especialmente si hemos cometido un error. Seamos personas accesibles, esto nos ayudará mucho.
  3. Seamos abiertos, sinceros y transparentes. Si retenemos la información que queremos compartir nos puede causar un efecto contradictorio. Si forzamos a las demás personas de nuestro entorno para pedirles la verdad sobre cualquier tema puede causarnos más conflictos, en cambio si lo hacemos las acciones y provocamos que las cosas se hagan de forma voluntaria, nos provocará que seamos más abiertos, nos dará más confianza.
  4. Demostramos la propiedad y un sentido de urgencia. Todos nosotros, desde los responsables, equipos, personas, clientes, nuestro entorno queremos un cambio rápido cuando tenemos un problema o preocupación. Si les mostramos que son importantes para nosotros, este problema puede desaparecer o mejor dicho, puede que provoquemos que este ya deje de ser tan urgente.
  5. Reunirnos con las demás personas cara a cara cuando sea posible. El correo electrónico es útil, pero es el modo incorrecto de comunicación para resolver conflictos, tener discusiones o expresar sentimientos, forma parte de la convivencia dentro y fuera del puesto de trabajo, dentro y fuera de las organizaciones, de nuestro día a día.
  6. Cumplamos con los acuerdos. Si decimos que va a hacer algo, hagámoslo. Si por ejemplo, decimos que vamos a proporcionar información, herramientas para realizar una acción y esta falta por su ausencia, provocará que nos la pidan, entonces provocaremos el efecto contrario que deseamos.
  7.  Ganemos confianza la ganamos no la pidamos. Lo peor que un confianza entre todos, en nosotros mismos, en las personas, y en los casos de responsabilidad el decir «¡Confía en mí!, ¡Confía en nosotros!». Creamos nuestra credibilidad con nuestras acciones, así nunca la tendremos que pedirlo.
  8. Pongámonos delante como un buen ejemplo. Si culpamos a los demás y somos un ejemplo poco fiable a seguir por los demás, provocaremos que se preocupen, se pongan en situaciones casi de histeria, si hacemos las cosas de una manera mediocre, tenemos métodos desorganizados, o vemos con poca visión o mirada el potencial de los demás, esto nos generará desconfianza.
  9. Admitamos nuestros errores. Seamos responsable de nuestras acciones. Nada destruye más nuestra credibilidad que culpar a todos los demás y negarnos a señalar con el dedo a nosotros mismos que los primeros culpables somos nosotros.
  10. Si reafirmamos los compromisos. Si alguien de nuestro alrededor, dentro de la organización fuera de ella como por ejemplo un cliente está de acuerdo con algo, volvamos a plantearles lo que acabamos de acordar. De esa manera nos encontraremos sorpresas que ni nosotros ni ellos nos habremos dado cuenta antes para tener en cuenta en dicho acuerdo.

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El arte de escucharnos entre todos, entre nosotros, en los demás, al final es un arte que queremos conocer.

¿Por qué nos sucede? Normalmente nos acercamos en una conversación con otra persona como si fuéramos a llenar una hoja blanca sobre el que podemos escribir palabras, que recibirán y entenderán exactamente como pretendemos hacerlas llegar. Cuando no «reciben» nuestro mensaje exactamente como pretendemos, nos irritamos, pensamos que nos han dejado de escuchar, no  nos entienden, están jugando con juegos, manipulaciones o siendo hostiles con nosotros.

¿Pero estamos hablando realmente de una hoja en blanco? Por supuesto que no. La otra persona está viviendo en su conversación interna. El que en su cabeza nos referimos  principalmente a tener una «conversación con uno mismo». Antes que vayamos a emitir un sonido, a abrir la boca, la persona de delante ya está escuchando dentro de sí mismo. ¿Por qué? Porque nosotros sin querer siempre estamos escuchando nuestra propia conversación interna.

Así que la pregunta es si estamos escuchando cuando alguien nos habla. Es una cuestión de cómo estamos escuchando. Siempre tenemos una conversación interna mientras escuchamos a otra persona y esa conversación filtra todo lo que oímos. Prácticamente todo el mundo escucha dentro de  uno mismo o más de un conjunto  de formas y maneras particulares. Algunas de estas conversaciones de filtrado interno  que nos podemos encontrar: llegamos al punto, ¿ qué estamos pensando que vamos decir a continuación, estaremos de acuerdo o desacuerdo con la otra persona o grupo de personas que tenemos delante?, ¿es lo que estamos diciendo o lo que queremos intentar comunicar?, ¿verdad ?, ¿quién va a ganar en la conversación en caso de posibles desacuerdos ?, encontramos el error , ¿Por qué nos están atacando ?, ¿nos estarán aprobando, examinando, analizando ?, muchas otras preguntas que podrían aparecernos de golpe en nuestro pensamiento interno.

Es por eso que rara vez experimentamos una verdadera comunicación entre las personas. La preocupación principal de cada persona es nuestro propio interés y nuestro deseo de asegurarnos de que la otra persona nos oiga lo que queremos decir. La gente, muchas veces, sin querer, ponemos muy poca o ninguna atención en asegurarnos que nos entendemos con la otra parte. Esta es la causa raíz de la mayoría de la falta de comunicación y los trastornos entre los cónyuges, los padres y los niños, los miembros del equipo, la dirección y los miembros de las organizaciones.

Dado lo crítico que es escuchar nuestro éxito en todos los aspectos de nuestras vidas, aún nos sorprendemos que no todos tengamos una comprensión profunda del fenómeno y el poder de la escucha. La escucha consiste en sólo dos componentes. El primer componente es: ¿A quién prestamos nuestra atención? El segundo componente es: ¿Cuál es nuestra conversación interna?  Todas esas «cosas» sobre el lenguaje corporal, la expresión facial, el contacto visual y  acciones similares fluyen directamente de esos dos componentes. Si los entendemos, nosotros podremos desatar, adquirir la libertad para ser más eficaces, no sólo como líderes sino en todas nuestras relaciones.

Una vez que nos damos cuenta de cómo escuchamos, nos significará que podemos tomar conciencia de dónde tenemos nuestra atención, nuestro diálogo interno cuando los demás nos  están hablando, podemos elegir si queremos o no escuchar más de esa manera. La implementación de esta opción nos tomará que nos focalizamos en un sólo foco, nuestro compromiso, el querer permanecer de forma más consciente.

Puesto que tendemos a ir con nuestra atención en nosotros mismos cuando escuchamos de forma inconscientemente, podríamos cambiarlo al intentar poner nuestra atención en los demás para generar una forma más constructiva de escuchar, a largo plazo a entablar niveles de confianza más profundos y elevados. Esta parte nos puede parecer simple pero es de una importancia crítica para todos nosotros. Aunque es simple, no es fácil. ¿Por qué? A causa de ese EGO que hemos estado conviviendo con anterioridad, otra vez. Recordemos, que por naturaleza humana sólo nos ocupamos de nuestra supervivencia. Muchas veces creado por nuestros miedos, por el salir de nuestra zona de confort, seamos personas, organizaciones o equipos, por esto es totalmente natural, en el mundo de nuestro ego, pasar por la vida con nuestra atención en nosotros mismos, si partimos en conocernos mejor dentro de nosotros, luego podremos salir hacía al exterior para conocer a los demás y ver un sinfín de posibilidades, entablando alianzas de confianza.

Además,  si escuchamos con pasión, por lo que los demás estamos comprometidos, por la bondad, actitud en las personas, cómo podemos incluirnos todos, todos al final ganaremos.

¿Cuáles son las ventajas de escuchar en una o más maneras? Podemos obtener una comunicación real, comprensión, intimidad, confianza y una apreciación de la posición de la otra parte. Esto nos creará satisfacción, felicidad, una sensación de bienestar, confianza en y entre nosotros mismos, alegría, vitalidad y, en última instancia, relaciones ricas, significativas, llenas de calidad. En un entorno organizacional, empresarial, la recompensa es la productividad, la creatividad, el trabajo en equipo, el entusiasmo, tendremos más volumen de nuevas oportunidades, el éxito junto a los posibles fracasos, de los cuales siempre podremos obtener aprendizajes para un futuro, lo que nos llevará ir incrementando la cuenta de resultados globales así como nuestros logros. Obtendremos todo esto cambiando la forma en que queremos escuchar para tener la confianza que deseamos tener.

Basado en hechos reales, toda situación similar aquí explicada, parecida o conocida, puede ser sólo un solo factor de nuestra imaginación, recuerdos, pensamientos o reflexiones.

 

«Eres lo que haces, no lo que dices que vas a hacer». Karl Jung

Gracias por leer, por disfrutar,  por compartir.

Seguimos aportando.

By  Ricard Lloria  @Rlloria

Photo credit: : Kaboompics.com

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